Bella de día (Belle de jour) de Luis Buñuel, es un drama basado en la prostitución, y su deseo de realizarla. Dirigida con un ritmo lento y apropiado para el film, tiene una trama atrevida y osada para la época, con tintes particulares y subjetivos habituales en el director.
El guion, escrito por el mismo Buñuel junto con Jean-Claude Carrière, trata sobre las ganas de ejercer la prostitución de una joven casada, en la que la sexualidad, la fantasía, el deseo, la culpa y la pasión, se unen en un argumento que utiliza los recuerdos de la protagonista para sentir culpabilidad de lo que realiza. Dejando claro aquí el director, su visión sobre el remordimiento humano a la hora de realizar hechos, que gustan consumar pero que posteriormente pueden pasar factura.
Para ello, tiene las actuaciones de Catherine Deneuve correcta y convincente, aunque algo fría y apática en su personaje, Francisco Rabal natural y remarcable, a su estilo propio de actuar, y Pierre Clémenti insustancial y vacío, sobreactuando en todo momento. Con vestuarios y caracterizaciones elegantes y distinguidos, estéticamente alusivos al lugar.
También cabe resaltar, unos planos y movimientos de cámara inteligentemente utilizados y cuidado en detalles, con primeros planos, y planos detalle para remarcar en todo momento lo que interesa al director. La fotografía evocadora y eficiente, resaltando los detalles importantes, y la falta de música en el film, siendo usados únicamente, sonidos cotidianos como relojes, pisadas, campanillas, animales, etc.
En definitiva, lo considero un film notable dentro de la filmografía del director, con sus ingredientes habituales bien diferenciados, mezclando hábilmente la realidad y la fantasía, dejando la solución en la mente del espectador, el cual escoge libremente, si lo que ha visto durante gran parte de la cinta, es la realidad, o simplemente una fantasía de la protagonista.