Un perro andaluz de Luis Buñuel, es un cortometraje de drama y surrealismo de cine mudo, ampliamente considerado como film de culto. Dirigida con un ritmo rápido, es original y novedosa para la época, además de arrojada y temeraria al tocar temas sensibles en un momento desprovisto de costumbre de ver en la gran pantalla, como rajan un ojo con una navaja de afeitar.
En las actuaciones, llama la atención la aparición de Salvador Dalí, el cual también ayudó en el guion a Buñuel. Dichas actuaciones, son expresivas y fascinadoras, además de claro está, enigmáticas y surrealistas. Acompañadas hábilmente, por una música rítmica, bella e inquietante que acompaña competentemente la acción.
La fotografía, es estimulante e hipnotizadora, impactando y desconcertando al público, con imágenes incomprensibles e ininteligibles. Cuya sensación, aumenta con el uso de unos efectos admirables y asombrosos para la época, que turban la imaginación del público. Dejando fotogramas para el recuerdo, y fotografías míticas del cine de culto.
El guion, escrito conjuntamente por Buñuel y Dalí, es surrealista y único, además de duro, dramático, provocador e insólito. Sin poseer un argumento con base, o con algún tipo de coherencia, sino simplemente, unos hechos que se suceden sin sentido alguno.
Para finalizar, mencionar también que el montaje, usa flash-back y flashforward que no llegan a ninguna parte, fuera de la imaginación de los guionistas. Por lo que, sin duda alguna, la considero una obra inolvidable e insustituible, digna de ver, y recomendable para cualquier cinéfilo que busque cine de culto, y en especial, cine surrealista en su más pura esencia.