El show de Truman (Una vida en directo), es una comedia dramática basada en mostrar la vida en directo de una persona que no es consciente de ello. Dirigida con un ritmo dinámico y vigoroso, es intrépida y temeraria por su originalidad única, siendo por tanto novedosa y personal, es algo sensacionalista por estar realizada de modo sorprendente y extraordinario, y definida de manera inteligente, ingeniosa y provocadora.
La fotografía, es lumínica y espléndida, gracias a imágenes maravillosas e idóneas a la trama, que gustan por ser estéticamente decorativas y acertadas, y por estar llena de matices bellos. Y la música, es melódica y bella, con sonidos estimulantes que mezclan lo intenso e inspirador, con lo rítmico y sugerente, en una oportuna y variada elección musical que es confortante y agradable, fascinando en su hábil acompañamiento de la trama.
Las actuaciones, son auténticas, genuinas y carismáticas. Con Jim Carrey cautivador lejos de su línea más jocosa habitual, pero manteniendo algunos toques hilarantes, Laura Linney sensacional haciendo un papel dentro de su papel y Ed Harris con carácter y persuasión. Siendo competentes el resto de actuaciones destacando a Noah Emmerich y Natascha McElhone. Empleando para estos unos vestuarios y caracterizaciones sugerentes y alusivos, estando estéticamente trabajados y bien elaborados en detalles.
El guion, insólito y atrayente como pocos, es obra del director y guionista Andrew Niccol, y está argumentado para crear mucho interés y de manera sustanciosa, teniendo al espectador pegado al asiento e incitándolo de manera admirable por ser inspirador y sublime, incluso cuando ya han visto anteriormente la película. Y tiene unos diálogos ingeniosos y ocurrentes por parte del principal, con su toque chistoso y dicharachero pero sin caer en lo excesivo, dando su habitual toque de humor pero sin demasía.
Para finalizar, caben destacar unos planos y movimientos de cámara únicos y distintos, simulando cámara en lugares insólitos e insospechados, y utilizando el avanti y retroceso, tercera persona, subjetivo, primeros planos, cámara en mano y mirada a la cámara que son inteligentes y lúcidos como pocos. Y un montaje que usa de modo innovador el flash-back, pero no por parte del recuerdo del principal, sino por parte del programa que graba en directo al personaje, siendo por tanto algo efectista pero desde luego singular y diferente.
En definitiva, la considero una obra inolvidable e inmortal, por ser insólita, original y distinta, con 3 nominaciones al oscar. Y recomendable por su dirección, guion, actuaciones, planos y movimientos de cámara, sonidos y diálogos que hacen de El show de Truman una cinta digna de ver y descubrir, que desde luego, no solo no dejará a nadie impasible, sino que aunque no les guste serán conscientes de la originalidad y brillantez del proyecto.