Dos años después de su presunta muerte y a causa de una amenaza terrorista, reaparece Sherlock cuando Watson ha rehecho su vida sin el aura del famoso detective.

Diferentes explicaciones para diferentes personas sobre el "cómo se hizo", cómo Sherlock murió sin morir, todas más o menos plausibles, aunque finalmente todo se queda en simplemente magia, la de esos guionistas que han sabido adaptar la obra de Sir Conan Doyle a nuestros tiempos. Y francamente, esa magia disfraza el no saber el cómo, simplemente por el placer de contar unas horas más con las aventuras adaptadas del personaje que dejó tan hastiado y agotado a su autor, sir Arthur, que tuvo que matarlo para luego revivirlo porque la legión de fans no le permitió dejar el coche funerario con el cuerpo y enterrarlo de una vez por todas. De ahí también ese guiño al Presidente de su Club de fans en este capítulo.

Reseñar que los padres de Sherlock son los auténticos padres de Cumberbatch, y que la prometida de Watson es la mujer con la que comparte su vida Martin Freeman, sólo un poco más de magia.

Notable, 8.