No cabe duda de que el universo Tolkien ha cobrado nueva vida y vigor con las adaptaciones cinematográficas de Peter Jackson y su excelente equipo, con una fotografía, unos decorados, unos paisajes y una banda sonora original excelentes, que les dan nueva vida a los personajes creados por un imaginativo y genial autor como Tolkien, que ha visto a través del séptimo arte como su obra se ha revendido multiplicada por cientos de personas ávidas de conocer su obra, que muchos desconocían, divulgación por otro lado necesaria porque sería una pena olvidar esa leyenda narrativa.

El comienzo de esta segunda parte es revelador. Tras la ruptura de la compañía, con Sam y Frodo viajando solos, y en un paisaje frío, gris y triste, en una montañas quebradas por la erosión en un día nublado donde todo es obscuro, en claro contraste con la primera con el paisaje verde y soleado de la Comarca, Frodo sueña con Gandalf y ve como cae en pleno combate con el demonio hasta un lago interior donde acaba la profunda sima, sueño premonitorio a todas luces.

Además entra en escena Gollum, el ser caótico poseído por la maldad y la podredumbre del anillo, que nos muestra su ambivalencia y su doble personalidad, pasando de ser una mera referencia en la primera parte, a ser un protagonista esencial de la aventura en su interrelación con los hobbits, en su camino al Monte del Destino de Mordor.

Mientras, nuestro conjurador, el enano, el elfo y el heredero al Trono luchan contra Saruman y las tierras de Rohan, con el rey Theoden a la cabeza. Cruenta, dura y espectacular es la batalla del Abismo de Helm, cuya recreación es una obra de arte dentro de la obra de arte creada por el sudafricano Tolkien.

A pesar de la crudeza de las batallas, y dentro de ellas, hay momentos jocosos en las mismas, casi todas protagonizadas por el enano Gimli, y también momentos hilarantes con la carga de los árboles contra Saruman auspiciada por la valentía de nuestros otros hobbits, Merry y Pippin.

A pesar de sus detractores, los purista de la literatura, he de decir que yo disfruté tanto o más con la lectura que con el visionado, y que lo único que tiene de diferencia es la imaginación del lector para recrear personajes y lugares, y aquí nosotros tenemos la visión de Peter Jackson y el rostro de los actores que interpretan a los personajes creados por Tolkien.

La trilogía es de matrícula de honor. Pasen y disfrutenla, tanto si es la primera vez, como si son varios los visionados, en cada uno percibirán detalles que anteriormente se les pasaron, sin duda. Un 10.