Excepcional capítulo, donde los guionistas juegan con el espectador de principio a fin. Desde el dolor de Watson por la pérdida de Mary, hasta el filántropo asesino en serie, desde Mary haciendo de conciencia de ambos detectives, hasta el culmen final, donde nada es lo que parece y todo toma sentido, el juego del gato y el ratón no tiene fin.

Nuevamente nos sorprenden las grandes actuaciones de Cumberbatch y sobre todo de Martin Freeman, que sube su nivel exponencialmente con su protagonismo, con el seguimiento protagonizando el capítulo de cabo a rabo, dejando a Sherlock prácticamente de sucedáneo, de personaje necesario pero no fundamental para el desarrollo de la trama.

Penúltimo capítulo de esta temporada que nos deja la miel en los labios para ver el último, y la pena y el vacío que dejará la serie si no se hacen nuevos capítulos en sucesivas temporadas.

Excelente guión y sobresaliente dirección. Un 9.