Afirmar que “Vaya par de polis” es un bodrio no es una novedad. Incluirla en la filmografía de Kevin Smith parece un chiste propio del cineasta que puede ser sostenido porque:

a) No firma el guión.
b) Fue capaz de hablar durante más de cinco minutos continuados sobre la forma de abordar el proyecto sin tirarse al suelo en un ataque de risa histérica.
c) Era un encargo por el que le pagaban lo suficiente como para producir su próximo proyecto.

Pero para ser una cinta comercial no cumplió las expectativas en taquilla y recibió pésimas críticas. Y aquí aparecen las siguientes declaraciones:

a) Bruce Willis declaró que era uno de los mejores guiones que había leído en su vida y que la película pasaría a la historia dentro de su género.
b) Kevin Smith inicialmente responsabilizó a la crítica de la mala taquilla de su película y
desmintió los rumores de la mala relación en el rodaje con su estrella aunque tiempo después luego soltó la mierda: «Seguramente muchos piensen ‘lo que quiere es echarle toda la mierda a Willis por lo mal que fue la película’. No es eso, pero desde luego no recibí ninguna ayuda por su parte».

Pero cuando a una boñiga de revisión de buddy movie ochentera sin gracia ni talento, sin chispa y rodada con la misma pasión con la que el Sr. Smith va al baño a perder peso se le da tanta vuelta acaba atufando posiblemente el doble. Precisamente hay una maravillosa película dentro de “Vaya par de polis” pero se encuentra en el making-of. Imaginarse al director de “Clerks” filmando esas secuencias, hablando con un Willis maniatado sobre su personaje, leyendo el guión y dándole arcadas, teniendo pesadillas continuadas cada noche y vomitando cada mañana, santiguándose delante de un poster de “Star Wars” antes de rodar y contando los billetes mentalmente que le iban a pagar no tiene precio. Lástima que Kevin Smith no viera dónde estaba realmente la comicidad y los chistes escondidos de un bodrio como “Vaya par de polis”.