Porque rebosa simpatía y buen humor hasta en los momentos sarcásticos, porque el chino es un 'personaje' en el sentido coloquial del término, porque sin artificios inútiles ni forzada complejidad te deja una sonrisa en la boca y, sobre todo, por ese gigante argentino. No, no hablo de Maradona, no me sean prosaicos. Hablo de Ricardo Darín, en cuyas ojeras están marcadas todas las pequeñas injusticias del día a día y en cuyas líneas de su frente están arados todos los berrinches del anónimo héroe urbano de la cotidianeidad, que aún sabiendo que los pendejos son mayoría en el mundo y que no hay forma de hacer frente a semenjante contingente, se planta en el ruedo y aguanta las embestidas con la mayor dignidad de la que puede hacer acopio. Pero también hay en su mirada una ternura sin límites y una honda pena que le hace profundamente humano.
En el párrafo anterior he metido un pequeño pastiche parafraseando a Facundo Cabral. Uds. me disculparán, pero no voy a expresar algunas cosas de las que quiero decir mejor que él.
En fin, que la vean y la disfruten. Y que Sergi Sánchez es un amargao. Más que yo, que ya es decir.