Fantástico thriller psicológico de Polanski, que consigue mantener la intriga, un ambiente de tensión y una atmósfera opresiva y asfixiante hasta el último minuto. Polanski planta la semilla de la duda (que no del diablo) en nuestra cabeza y va jugando con los sentimientos de la asustada y paranoica protagonista (ella misma piensa que está loca), interpretada magistralmente por Mia Farrow, y lo mejor es que el espectador entiende, entre trago y trago de raíz de tanis, los comportamientos de Rosemary.

Película perfectamente dirigida, bien hecha, que disfrutas viéndola y en la que nada se deja al azar, todo está estudiado al milímetro. Está llena de pequeños detalles que descubres cada vez que la vuelves a ver. Como la fecha elegida para el nacimiento: el 28 del sexto mes de 1966, el año 1, la visita del papa Pablo VI, o la célebra portada de la revista Times "Dios ha muerto", una portada que suscitó muchos debates y en ese mismo número se incluyen las famosas declaraciones de John Lennon en que afirmaba que los Beatles eran más famosos que Jesucristo.

Pocas películas pueden presumir de tener una leyenda alrededor de la cual se citan palabras tan rotundas como asesinatos, cultos satánicos, drogas, sexo desviado, brujería, rock'n'roll, snuff movies... Y a pesar de que el niño no aparece, cuentan que la portada del disco "Born Again" de Black Sabbath se inspiró en la película, o por lo menos yo cada vez que veo a ese niño me recuerda al carricoche negro con el crucifijo invertido.