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Sudán Sudán · Me la
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Cine negro. Intriga En el siglo XVI, los Caballeros de la Orden de Malta regalaron a Carlos I de España y V de Alemania la estatuilla de un halcón de oro macizo con incrustaciones de piedras preciosas. Era una muestra de gratitud por ciertas prerrogativas que el monarca les había concedido. Sin embargo, la joya no llegó nunca a manos del Emperador, ya que la galera que la trasportaba fue asaltada por unos piratas. Cuatrocientos años después, el detective ... [+]
30 de agosto de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribía Truffaut en "El cine según Hitchcock": "¿Es la claridad una cualidad tan importante? Es la más importante. Un ejemplo: "Fue entonces cuando Balachov, comprendiendo que había sido engañado por Carradine, fue en busca de Benson para proponerle que tomase contacto con Tolmachef y dividir el botín entre ellos, etc". En muchos films ustedes han escuchado un diálogo de este tipo y durante este parlamento se han sentido perdidos e indiferentes, pues si los autores del film saben muy bien quienes son Balachov, Carradine, Benson y Tolmachef, ustedes no lo saben, incluso aunque se les hayan mostrado antes sus rostros hasta tres veces, y no lo saben en virtud de esta ley esencial del cine: todo lo que se dice en lugar de ser mostrado se pierde para el público".

Bueno, no sé si cuando escribió estas líneas Truffaut pensaba en El halcón maltés, pero bien podía haber sido el caso. Hay demasiada información y demasiados diálogos en poco tiempo, se nombran multitud de personajes que ni aparecen en pantalla o que han muerto antes de iniciarse la acción, y de los cuales es difícil retener quién es quién. Un hombre sin escrúpulos asociado con una rubia contraespía, que a su vez se lió con un capitán de barco mientras robaba el pajarraco, regalado a Carlos V, a un espía ruso en Estambúl, todo ello investigado por dos detectives privados, los cuales son acosados por un capitán y un sargento de la policía y por un mafioso orondo y sus pocos afortunados secuaces. Cierto es que la historia es interesante, pero se pierde en un mar de nombres y situaciones rocambolescas. Se dice mucho y se muestra poco.

Quizá uno de los hándicaps del cine clásico, en los que los directores y actores rodaban 3, 4 y hasta 5 películas en un sólo año. Los tiempos de rodaje eran muchos más cortos, ya que la mayor parte de la producción se dedicaba a interpretar los diálogos y en mucha menor medida a mostrar las situaciones que se narraban. Aún así, El halcón maltés después de su segundo visionado me pareció un poco mejor que la primera vez. Supongo que cuando la vea por novena vez, me parecerá una obra del género negro, como dicen por ahí. Pero para eso, todavía queda.

Besitos.
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