Film de carácter apocalíptico y que aborda el tema de los virus exterminadores como eje principal de la película aunque también aprovecha para denunciar del trato del ser humano al planeta y a sí mismo…
En algunas escenas el director del film se encarga de demostrar como somos, resaltando la histórica y yo diría genética indiferencia del ser humano con sus propios congeneres, al destacarnos como en un restaurante se piden diferentes platos de comida, mientras la tv emite imágenes de niños muriendo de inanición y los comensales continúan con lo suyo mirando con indiferencia al receptor… exactamente igual que hoy en día solo que 42 años después. Lo dicho es algo genético lo nuestro.
Por lo demás el film aunque comienza bastante bien, se va diluyendo paulatinamente hasta que acaba en una vulgar película de acción… que recuerda a la floja “El planeta de los buitres”, (Richard Compton, 1979), de temática muy similar. La lucha por los alimentos y las armas, al caer el sistema social establecido por la aparición de un virus que acaba con animales y personas, y la creación de las habituales bandas en este tipo de films, es digamos el grueso del film, que desemboca en un flojísimo final.
Dirige Cornel Wilde, gran actor el, con grandes películas como “Playa roja” (1967), y “La presa desnuda” (1966), películas en las que repitió en ambas el rol de actor/director.
El reparto encabezado por Nigel Davenport (Sucesos en la 4ª fase, 1974), Jean Wallace (Agente especial, 1995), y Lynne Frederick, (Esquizofrenia, 1975), que cumplen sin más… en un film que prometía de inicio más de lo que al final da.
De todas maneras, los seguidores del cine apocalíptico setentero deben verla por lo curioso del temprano y brutal mensaje ecologista inicial.