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España España · Donostia
Voto de Jmpg2012:
8
Thriller. Drama El 27 de mayo de 1942 murió víctima de un atentado Reinhard Heydrich, jefe del gobierno nazi de Praga. El doctor Franz Svoboda, miembro de la Resistencia y autor material del atentado, se esconde en casa del profesor Novotny. (FILMAFFINITY)
18 de diciembre de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
He estado en Praga hace solo unos días. En la Iglesia de San Cirilo he visto las huellas de las balas alemanas en la piedra y he visitado la cripta en la que se atrincheraron los paracaidistas de la Operación Antropoide. Por curiosidad, me he preparado un miniciclo sobre el tema: Los verdugos también mueren (1943), Siete hombres al amanecer (1975) y Operación Anthropoid (2016). Me falta por ver The Man with the Iron Heart, que se estrenará el año que viene, basada en la novela HHhH de Laurent Binet, que recibió en 2010 el Premio Goncourt. Novela -o podría decirse ensayo- que narra también el mismo tema: el asesinato del temido Reinhard Heydrich, Reichsprotektor del Protectorado de Bohemia y Moravia desde el tratado de Munich hasta su muerte en el atentado que describen todas las obras (1938-1942).
En mi humilde opinión Los verdugos también mueren, la película de Fritz Lang es la mejor de las tres, aunque ninguna es mala. Conviene recordar que la historia de Fritz Lang y su relación con el régimen nazi podría ser también tema de una película. Después de contribuir al expresionismo alemán, el director austriaco fue propuesto por el mismísimo Goebbels como responsable de la UFA, la mayor productora cinematográfica alemana, a pesar de que el mismo Lang confesó tener orígenes judíos. Dejó Alemania en 1932 donde quedó su esposa, Thea von Harbou, que sí comulgó con los ideales y la propaganda nazi. El director fue unos de los principales exponentes del cine negro americano en los 40 y los 50. Una vida de película.
No hay que olvidar que Fritz Lang realiza esta película en plena Guerra Mundial, en 1943, solo un año después de la ejecución de Reinhard Heydrich, y un año antes de la estupenda película La mujer del cuadro. Así que cabría esperar que Los verdugos también mueren fuese una película propagandística antinazi -cosa que también es- con poca trascendencia fílmica. No obstante, con un guión en el colaboró otro exiliado célebre, Bertolt Brecht, la película es una oscura y poliédrica obra que trasciende la mera propaganda.
Robert Mckee dice en su libro “El guión” que una “idea controladora se puede expresar en una única frase que describa cómo y por qué la vida cambia de una situación al principio hasta otra al final”. La frase de esta película sería, bajo mi punto de vista, “¿Compensa un magnicidio la represión posterior?”. El asesinato del Reichsprotektor trajo una horrible ola de represión. Una ciudad entera, Lidice, fue borrada del mapa, todos los varones asesinados, y los niños y mujeres deportados a campos de concentración. El número de muertos por las represalias llegó casi a 5000 checos ajusticiados.
El guión se aleja de la historia: no hay paracaidistas en la película, ni asedio a la iglesia, ni siquiera se ve el atentado, que queda en una delicada elipsis. Debo confesar que lo peor de la película es la secuencia inicial. La presentación de un malvado Heydrich, retratado con trazos tan gruesos que más parece una pantomima de Chaplin que una obra seria. Afortunadamente, dura muy poco y la película pronto adquiere profundidad y matices. Los malos de la Gestapo tienen sus matices. El inspector Alois Gruber, interpretado por Alexander Granach se aleja de la caricatura y compone un astuto y libertino alemán. La “idea controladora” se divide en distintas paradojas éticas: ¿Debe el asesino entregarse para evitar las represalias? ¿Está la delación justificada? ¿Es la mentira colectiva necesaria?
Acaba como es lógico en una alegato de efervescencia colectiva con final semifeliz. Una obra no muy conocida del genial Lang que merece la pena.
Jmpg2012
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