Película española icónica de los años 80, absorbente, con buenas interpretaciones aunque no geniales ya que los personajes reales tenían la miseria marcada en el rostro, es una obra que ha envejecido bien, pero le falta el kilómetro extra para ser una obra maestra absoluta, de cómo la miseria y la injusticia del Régimen Franquista empujaba con una mentalidad cerrada a una parte de la población que apenas podía prosperar: los mercheros que vivía en la marginalidad al delito, primero a un hurto, después al robo con homicidio y después a una huida permanente.

El público quería ver a un "héroe" huyendo de una autoridad rígida (que es como muchos veían a la Guardia Civil) que de la máxima miseria se dedicaba a robar para subsistir como un grito de injusticia de lo que había sufrido en décadas pasadas, y no necesitaba una profunda introspección psicológica.

Un ejemplo de injusticia social de un hombre que se acostumbra a ser un delincuente.

Un drama de persecución que absorbe, ben narrado con muchas vicisitudes, pero a la que se podría haber dado más trascendencia. Boney M le dedicó una canción al protagonista.

Plenamente recomendable.