Estamos ante una película que no se conoce a si misma. Nada de lo que en ella sucede nos ayuda a descubrir su verdadera personalidad. Comienza el juego de seducción y crees que será el polvo del año. Un polvo violento y sucio. Cuando se apaga la luz, la excitación mental es máxima. Estás totalmente entregado. Cuando terminas, ella te ha sacado la pasta y tú te has pasado medio acto pensando en que lo visto es muy malo pero lo que podía haber sido no era mejor. Aunque hubiera tomado el camino que no toma pero que todo el mundo espera, aún en ese caso, la película hubiera fracasado. Cuando se quita la peluca y te das cuenta de que la seductora melena morena que esperabas da paso a un descafeinado castaño, piensas en su título engañoso y que perfectamente podría titularse El año menos violento. Cuando la película te besa el pecho y parece que sí, que por fin te dará lo que quieres ( no lo que esperabas pero si algo para compensar tu decepción) vuelve a tu cara, y sus planos son bofetadas disfrazados de besos.
No te vistas de negro cuando tu color es el rosa, me estarás engañando. Me has sacado la pasta esta vez, no volverá a suceder.