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Francia Francia · Hendaia
Voto de Klaketa:
9
Drama Esma quiere que su hija Sara, de doce años, tenga la oportunidad de participar en un viaje organizado por el colegio. Bastaría con un certificado probando que su padre murió como un mártir durante la guerra para que saliese a mitad de precio, pero Esma siempre da largas a Sara cuando esta le pide el certificado. Al parecer, prefiere remover cielo y tierra para encontrar el dinero y pagar el precio del viaje. Está convencida de que se ... [+]
24 de mayo de 2007
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de asistir a una cinta que te transmite de una manera tan auténtica, tan real, tan lúcida y tan limpia, el dolor inmisericorde que podemos llegar a producirnos mutuamente los seres humanos, es difícil evitar que el corazón no se te encoja.

Ha sido precisamente el tesón por buscar la coproducción, la impecable labor artística, la enorme lucidez y la extraordinaria sensibilidad de su directora, residente por cierto muy cerquita del barrio de Sarajevo en el que discurre la acción, lo que ha permitido que este magnífico retrato de las posguerra en los Balcanes haya podido alcanzar nuestra pantallas, desde una Bosnia donde hacer cine es un auténtico milagro.

Siempre habrá quien diga que el Oso de Oro a la mejor película de la Berlinale que se llevó este trabajo no responde a sus méritos artísticos sino al eco desgarrador de la historia que se nos cuenta o al obligado tributo purgatorio que conllevan las secuelas de estas tragedias.

Yo sin embargo aplaudo esta película en todos sus sentidos. Porque hace falta muchísimo arte para contar una tragedia tan cruenta de una manera tan exquisita y delicada, dejando entrever todo el dolor que corroe el alma de esas mujeres que sufrieron una de las peores torturas a las que se puede someter a un ser humano, la de ser humillado, vejado, violado, y, por si esto fuera poco, condenado a engendrar y amar esa vida que su enemigo ha sembrado inicuamente sin otro propósito que el de producir odio, odio que será muy difícil de borrar en muchas generaciones.

Después de las tragedias siempre se buscan cabezas de turco, chivos expiatorios de los desmanes colectivos. Podremos juzgar y condenar a Karadzic, a Milosevic, a Izetbegovic, y al sumsumcorda, pero esto no nos redimirá de nuestras responsabilidades, que siempre son personales e intransferibles. Porque ellos no violaron a las más de 20.000 mujeres que fueron brutalmente torturadas y preñadas por el odio. Ellos no torturaron y asesinaron a 100.000 personas. Fueron personas como tú y como yo, con nombres y apellidos, que bien pudieran haber tomado otra actitud y no lo hicieron.Cada cual es responsable de sus actos, y no valen medias tintas.

En ese sentido, si alguna vez el arte estuvo obligado a comprometerse sin condiciones con la realidad, ésta ha sido una de esas ocasiones. Y hemos tenido la suerte de descubrir y contar para tal menester con una directora, Jasmila Žbanić, de esas que me fascinan, que saben contar sin decir, que saben transmitir todo lo esencial sin hurgar en la herida, que saben mantener en alto la antorcha de la esperanza en el pozo más oscuro de las miserias humanas. Y en esa ardua labor ha contado con dos actrices, Mirjana Karanović, habitual de Kusturica, y la novel Luna Mijović, en los papeles de madre e hija respectivamente, que tal es la autenticidad que transmiten que te parece estar presenciado un documental.

En definitiva, una película imprescindible por su particular tratamiento.
Klaketa
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