Cuando Carpenter creó "La cosa de John Carpenter" nunca quiso menospreciar al original, sino quiso hacer su visión particular del relato corto de Campbell Jr. fusionándolo con su obsesión por el relato de Lovecraft, "Las montañas de la locura".
El tiro le salió de fábula. Consigue combinar como un producto de Scott bastante conocido, la ciencia-ficción, el cine fantástico, el misterio y el horror de los buenos filmes de terror de antaño. Aquí vemos como nunca, el gran pulso narrativo tan característico de Carpenter, su obsesión ambiental musical, su exceso visceral en el maquillaje del endiablado Bottin y un final totalmente perturbador e apocalíptico.