Bette Davis es la viuda de un mafioso que trata de rehacer su vida en el anonimato trabajando en el despacho de un bondadoso pero infeliz abogado casado. Así se inicia este melodrama de amores contrariados en el que dos hombres se enamoran de la misma mujer y dos mujeres del mismo hombre, típico melodrama de los años 30 protagonizado por mujeres víctimas de los prejuicios sociales pero capaces de sacrificar sus vidas y su felicidad. Excelente trabajo de una bellísima Bette Davis acompañada por Henry Fonda en un papel menor y un destacado Ian Hunter como el atormentado abogado. Sólo por ver como mira Bette Davis a Henry Fonda, la película ya se justificaría pero cuenta además con la elegante dirección del especialista en melodramas Edmond Goulding, fluida, enérgica e intensa, con unas gotas, tal vez excesivas, de tonalidad folletinesca y, como casi todos los melodramas de Goulding de los años 30, con un aire un poco “demodé” y anticuado. Resulta evidente que la producción se inmiscuyó en el montaje final con algunas elipsis un poco abruptas, muy alejadas de la parsimoniosa elegancia del director británico que con esta película inauguraba la primera de sus cuatro colaboraciones con Bette Davis. A pesar de todo, un buen melodrama y una buena película.