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Voto de Archilupo:
6
Drama. Comedia En el Helsinki actual, el príncipe Hamlet se ha convertido en el accionista mayoritario de un poderoso grupo empresarial que se propone acometer la fabricación de patitos de goma. El poder político-nobiliario de la fortaleza danesa es sustituido por el económico-financiero del capital finlandés. Mediante diálogos secos, simplificación de los asuntos y supresión de lo retórico, la peculiar adaptación actualiza eficazmente el esquema shakesperiano. (FILMAFFINITY) [+]
9 de junio de 2008
25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el Helsinki actual, el príncipe Hamlet se ha convertido en el accionista mayoritario de un poderoso grupo empresarial que se propone acometer la fabricación de patitos de goma.
El poder político-nobiliario de la fortaleza danesa es sustituido por el económico-financiero del capital finlandés.

Mediante diálogos secos, simplificación de los asuntos y supresión de lo retórico, la peculiar adaptación actualiza eficazmente el esquema shakesperiano.
El presente Hamlet, desesperado por la cerrazón sexual de Ofelia, es aficionado a los tebeos e infantil cuando dibuja. En medio de la locura fingida le iluminan raptos de lucidez que apenas maquillan su aparente debilidad mental.
No es un Hamlet acuciado por la duda ontológica (se ahorra el famoso monólogo) sino por lo vacío que se siente a pesar de que zampa hasta inflarse.

Acorde con la fotografía tenebrosa, un reconocible humor negro se filtra desde el principio entre las escenas*.
El pasaje teatral incluye un concentrado de los ‘Consejos a comediantes’ (que no griten ni se agiten…), pauta que tanto Bresson como Kaurismäki adoptan para dirigir a sus actores-modelo.

Constantes del autor detectadas:
-Las grúas del puerto.
-Densas humaredas de tabaco envolviendo a los personajes.
-Cóctel musical: Tchaikovski, canciones finlandesas y rock, en tocadiscos, radio o gramola (o en vivo, la modalidad punk).
Tchaikovski suena breve en los comienzos y el rock va ganando espacio, con algún interludio finlandés tradicional. Al final, el punk-rock domina.
Esta proporción de los ingredientes sirve de barómetro para pulsar el tono: la socarronería va en aumento. La risa contenida da paso a un carcajeo de acidez creciente, que cierra la libre adaptación con estridente risotada: un toque hooligan.

(En su primera película, A. Kaurismäki ya hizo una 'versión barra libre' de un clásico, "Crimen y castigo".)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Archilupo
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