19 de julio de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tom Cruise sigue empeñado en corretear de un lado para otro, saltar al vacío, jugarse el cuello en acrobacias imposibles, demostrar que la edad es sólo un número. Esta entrega es lo suficientemente distinta de las otras para disfrutarla: antepone el suspense a la acción, añade más humor del esperado, profundiza en el drama de los secundarios. La trama sitúa a personajes nuevos y a viejos conocidos en busca de una llave que permite controlar un poder inmenso; los lanza a una trepidante aventura, enfrentándolos a un villano que es pura abstracción, ser ubicuo y fantasmal, amenaza invisible, dios moderno al que nada detiene. La película es un tren a toda marcha siempre a punto de descarrilar, un truco de magia eficaz y deslumbrante. Ahora lo ves, ahora no lo ves. A los miembros del FMI, por fortuna, les dan los suficientes minutos para que no queden reducidos a meros alivios cómicos. Los recién llegados lucen mucho. No faltan los homenajes a anteriores films de la franquicia. Y Cruise hace de la suyas, disfrutando con su juguete, representando el papel de héroe sin tacha, de salvador, de espía aficionado al riesgo, abonado a un cine espectáculo realizado con esmero y cariño, artesanal, lúdico, de la vieja escuela.
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