Echa para atrás encontrarse con una serie basada en una de las películas más emblemáticas de los Coen, pero la calidad que muestra hace olvidar los prejuicios. La esencia coenniana está ahí, situaciones absurdas y personajes extravagantes se dan de la mano en una trama que se complica a cada segundo, salpicada de continuos giros y aderezada con exquisitas dosis de humor negro. Si además de lo anterior cuentas con Billy Bob Thorton en un papel, el de asesino sin escrúpulos, auténtica encarnación del mal, al que saca todo el jugo dotándole de una fina capa irónica, y a un hilarante Martin Freeman, que en opinión de algunos sobreactúa pero que a mi juicio está perfecto, tienes todas las de ganar.

Hay un gran respeto por la obra en la que se basa, pero pronto el argumento se aleja del de aquella y sigue su propio rumbo. De hecho, lo que en un principio puede pasar por remake acaba transformándose en una especie de secuela. Por lo que he oído, ya preparan una segunda temporada, que contaría una historia distinta con nuevos personajes. Sin duda, a juicio de un servidor, se trata de una de las series más interesantes de la actualidad. Se la recomiendo.