Dos jóvenes entran en una instalación abandonada, encuentran una piscina y deciden bañarse.

A Joe Dante le tocó explotar el éxito de "Tiburón", rodar rápido y con cuatro duros. Salvó la papeleta tirando de humor, insuflando cierto tono de cachondeo. Hay que tener cuidado con las comedias de terror: si resultan demasiado graciosas, no dan miedo; si son demasiado terroríficas, sobran las bromas. El guion viene firmado por el también director John Sayles, quien escribiría películas como "La bestia bajo el asfalto" o "Aullidos".

Nos topamos con pirañas mutantes, fruto de experimentos secretos del gobierno, con un campamento, un parque acuático, mucha sangre, un montón de fallecidos. Algunas de las muertes más absurdas jamás filmadas (como la de ese personaje que se lanza al río sin necesidad, en un gesto falsamente heroico, heroicamente inútil) las podemos hallar aquí.

Reconozco que las pirañas no me inspiran inquietud. Uno permanece fuera del agua, y asunto arreglado. Naturalmente, uno no puede visionar "Piraña" haciéndose demasiadas preguntas, ni prestando excesiva atención a los efectos; uno ha de dejarse llevar por la corriente, fijándose en lo importante: en los protagonistas, quienes aparte de liberar a los bichos asesinos, nunca llegan a tiempo para alertar del peligro; en la presentación de la detective, jugando en un recreativo a "Jaws"; en el prólogo, donde vemos el cartel de "No trespassing", imitando a "Ciudadano Kane"; en algunos diálogos, algunas situaciones...

La película no asusta, pero divierte a ratos; en general entretiene.

"Señor, las pirañas se están comiendo a los invitados"