Michael Mann adaptó con estilo el libro de Thomas Harris, el primero en el que hace su aparición el doctor Hannibal Lecter, entregando un thriller incómodo, desasosegante. El director crea una atmósfera nocturna e hipnótica, que roza lo onírico. Son los momentos de calma, en los que el tiempo se detiene, cuando sale a la luz el talento del cineasta: una simple conversación en un supermercado entre un padre y un hijo adquiere de repente un poso profundo. El atormentado pero genial, inteligente pero inestable, Will Graham, es el alma absoluta del film; Hannibal (un buen Brian Cox) apenas cuenta con un par de escenas; al asesino antagonista no le vemos la cara hasta pasada la mitad del metraje. El suspense funciona, te envuelve, te traspasa, te estremece. Los monstruos, interiores y exteriores, se vuelven de carne y hueso. La trama fotografía el miedo. "Manhunter" es puro Michael Mann: triste, tenebrosa y poética.