En mitad de una carretera, en medio de la noche, una mujer ataviada sólo con una gabardina pide desesperada que alguien la recoja. El detective Mike Hammer, un tipo duro y desagradable, accede a regañadientes a que se monte en su coche. En la radio alguien anuncia que una señorita escapó desnuda del psiquiátrico.

Hammer acepta ayudarla, consciente de que un peligro la acecha. Apenas cruzan palabras, pero cuando ella logra calmarse, le habla como si viera su alma a través de sus ojos. “Eres uno de esos hombres autoindulgentes que sólo piensan en sí mismos, en sus ropas, en su automóvil. Seguro que haces flexiones todas las mañanas”. Y le pide un último favor: “Si llegamos a la parada del autobús olvida que me has conocido. Si no llegamos… recuérdame”.

La película es puro estilo, y todo lo que la envuelve -trama, personajes- palidece en comparación con su atmósfera. Aldrich juega constantemente con las luces y las sombras, coloca la cámara en lugares sorprendentes, muestra rincones sórdidos, habitados por criaturas extrañas, se ayuda de una inquietante música para crear un ambiente turbio, tétrico y amoral, alumbrando una investigación que avanza con la lógica de las pesadillas.

El protagonista no puede olvidar esa frase que resuena en su cabeza (“recuérdame”). Él, un narcisista violento, un machista convencido que se aprovecha de las debilidades ajenas y utiliza a las personas de su alrededor como títeres, siente la necesidad de desvelar el misterio, de seguir obsesivamente hacia delante, utilizando todos los trucos del oficio, despreciando toda autoridad, ayudándose de la fuerza bruta. Unas pistas propician otras; al final del túnel espera la revelación. La verdad es una luz cegadora que abrasa cuanto más cerca te encuentras de ella.

El gusto del director está presente en su negativa a endulzar la realidad. Nos presenta un mundo cruel, regido por intereses que desconocemos, donde la voluntad de un simple individuo apenas cuenta para nada. Poderes fuera de control dirimen nuestros destinos. La ciudad es un oscuro universo que alberga horrores.