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Voto de La mirada de Ulises:
8
Drama Una familia pasa las vacaciones de invierno en los Alpes. El sol brilla y las pistas están magníficas, pero mientras comen en un restaurante, se produce una avalancha que asusta a los clientes. La madre llama a su marido para que la ayude a salvar a sus hijos, pero él ha huido para salvar su vida. La avalancha se detiene delante del restaurante, sin ocasionar daños, pero el universo familiar ya se ha resquebrajado. Tomas buscará ... [+]
5 de marzo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La familia es una unidad donde se manifiesta la diversidad una y otra vez, donde la convivencia ofrece la oportunidad de cambiar el punto de vista y ceder, donde las crisis son verdaderamente de crecimiento cuando vienen acompañadas del conocimiento propio y de la aceptación de las debilidades ajenas. En ese sentido, "Fuerza mayor" es un magnífico punto de partida para el debate, pues suscita muchas cuestiones que no tienen una fácil ni única respuesta, y que son tratadas con perspicacia y sutileza: las diferencias de percepción y análisis del hombre y de la mujer, la necesidad de contar (o de gritar) las cosas que se quedan dentro y hacen daño, la educación de los hijos desde el amor matrimonial, la exigencia o no de actitudes heroicas en situaciones límite, la discreción para no airear los problemas conyugales, la condición humana con su elemento instintivo ("fuerza mayor") y su raciocinio añadido... De todo nos habla Ruben Östlund en este drama familiar que ganó el Premio del Jurado en la sección Una cierta mirada de Cannes y el Giraldillo de Oro en Sevilla, y que representó a Suecia en los últimos Oscar.

Todo comienza cuando viajamos con Tomas, Ebba y sus dos hijos pequeños a los Alpes. Van a ser cinco días en familia, esquiando y disfrutando de los niños. Sin embargo, desde el restaurante de la estación contemplamos una avalancha de nieve... que no está tan controlada como se creía. La sorpresa y el miedo hace que unos saquen fotos y otros como Tomas salgan corriendo, abandonando incluso a los pequeños. Aparentemente no ha pasado nada porque no hay accidentados, pero por dentro algo ha cambiado en esa familia... que se ha sentido desprotegida. El tema se puede silenciar o ser hablado en una confidencia conyugal, uno puede reconocer que no ha estado a la altura o percibir lo sucedido como un acto reflejo al que no hay que darle mayor importancia. A Tomas le respalda el natural instinto de supervivencia y a Ebba el de protección maternal, mientras que a los niños solo les interesa que sus padres "no se divorcien".

En esa tesitura, no es fácil determinar qué tendría que haber hecho Tomas en y después de la avalancha, o si se le puede exigir la heroicidad de uno de los personajes de la televisión. En cualquier caso, Östlund quiere dar al matrimonio sueco una segunda oportunidad para limar diferencias y resquemores -quizá solo por razones educativas para los niños-, y genera otra situación dramática donde la nieve y la niebla vuelven a cegar el camino familiar. Incluso en un tercer momento su vida parece correr peligro en la carretera, y la unidad se refuerza con la decisión de seguir el camino andando... pero todos juntos. Es el mismo signo que poco antes hemos visto ante el ataque de pánico que ha sufrido Tomas en el hotel, y que hace que todos se agrupen como una piña para sostenerse. Esa es una de las imágenes visuales que le sirven al director para transmitir su mensaje principal, igual que la de los esposos lavándose los dientes ante el gran espejo del baño del hotel: es necesario mirar y reconocer a ese individuo frágil y mezquino que está delante, a ese que quizá hasta uno mismo desprecia y del que está cansado pues lleva toda la vida con él... ése es el primer paso para escapar a una espiral a una avalancha de equívocos y reproches.

Por otro lado, Östlund demuestra talento y sensibilidad artística cuando usa el plano en negro o en blanco manteniendo el sonido, lo mismo que cuando mantiene fija la cámara recogiendo el semblante del oyente y no de quien habla en una de las muchas conversaciones, o cuando hace que la música irrumpa en una historia que atraviesa un momento de especial dramatismo... como invitando al espectador a la reflexión. El guión es magnífico y con él la manera de perfilar la psicología de cada personaje, de sacar a flote con naturalidad la complejidad interior de cada uno de ellos, de cerrar la historia con un desenlace donde lo mejor que se puede hacer es fumarse un cigarrillo juntos. Como decíamos, una película muy interesante para el debate sobre las relaciones personales y sobre la vida matrimonial, pero también para descubrir la armonía entre palabra e imagen que el buen cine debe ofrecer, para disfrutar de unos días esquiando y hablando con esta familia que se había quedado atrapada en la nieve.
La mirada de Ulises
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