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Voto de Alexminn:
5
6,6
7.579
Drama
En 1981 el famoso escritor Antonio Miguel Albajara (Antonio Ferrandis) llega a Gijón, su ciudad natal, procedente de Estocolmo, donde acaba de recibir el premio Nobel de literatura. Durante cuarenta años ha sido profesor de Literatura Medieval en la prestigiosa Universidad de Berkeley (California), donde ha alternado su labor docente con la producción literaria que le ha dado fama mundial. (FILMAFFINITY)
8 de julio de 2022
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Me explico, una película puede versar sobre los sentimientos y no ser ñoña, un director puede admirar otra cultura y no ser pelota. Pero esta película tiene las dos cosas, y las dos son ingredientes para obtener un Oscar de quien es objeto de tu peloteo.
Ñoña porque busca la lágrima fácil. No se conformaba con que alguien al final de su vida reviviera su juventud en su tierra natal, tenía que ir más allá para darle un toque más trágico, pero no doy detalles, todavía.
Aduladora, porque meter jazz o blues en un entorno en el que pega como un pingüino en un bosque tropical, no se explica, si no eres consciente de que el director tiene nostalgia de su mundo imaginario de los años 40 en EEUU. Y soltar, sin venir a cuento, comentarios sobre lo bien que lo han tratado en su exilio (pocos intelectuales se exiliarían en EEUU, pero en México no dan Óscars) y el peloteo baboso al campechano es para proyectar en escuelas de cine como ejemplo de cómo arrimarse a la sombra que más cobija.
Los actores son correctos, sí, pero todos esos que defienden que "con la mirada lo dice todo", no sé si esto dice mucho de una interpretación. Bueno, quizás el Yuri de Omar Sharif o la Ilsa de Íngrid Bergman. Aquí van justitas.
Ñoña porque busca la lágrima fácil. No se conformaba con que alguien al final de su vida reviviera su juventud en su tierra natal, tenía que ir más allá para darle un toque más trágico, pero no doy detalles, todavía.
Aduladora, porque meter jazz o blues en un entorno en el que pega como un pingüino en un bosque tropical, no se explica, si no eres consciente de que el director tiene nostalgia de su mundo imaginario de los años 40 en EEUU. Y soltar, sin venir a cuento, comentarios sobre lo bien que lo han tratado en su exilio (pocos intelectuales se exiliarían en EEUU, pero en México no dan Óscars) y el peloteo baboso al campechano es para proyectar en escuelas de cine como ejemplo de cómo arrimarse a la sombra que más cobija.
Los actores son correctos, sí, pero todos esos que defienden que "con la mirada lo dice todo", no sé si esto dice mucho de una interpretación. Bueno, quizás el Yuri de Omar Sharif o la Ilsa de Íngrid Bergman. Aquí van justitas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Claro, el protagonista no sólo es un exiliado triunfador allá donde va, es un profesor al que sus alumnos miran con admiración cada palabra y cada gesto (y no se mueven cuando la clase ya ha acabado; muy creíble), es un ganador de un premio Nobel de literatura, que todo el mundo sabe que se concede a los mejores escritores, era un excelente jugador de fútbol al que los jóvenes futbolistas miran y escuchan con atención, y no por simple respeto al abuelete. Si dura un poco más, también habría sido el primer hombre en pisar la Luna o habría desembarcado en Normandía. ¿Quizás por esas cosas algunos la consideran pretenciosa?
Y la historia de amor, un poquito forzada. De acuerdo que en la vejez se puede amar, de que quizás ese primer amor fue el más auténtico y desean recuperar las sensaciones de su juventud, aunque éstas se limiten a un baile. Pero ese discurso de "cada libro que he escrito lo he hecho pensando en ti"... ¿Y no se han comunicado en cuarenta años? Más bien parece "voy a ver si consigo culminar con aquella moza lo que no llegué a conseguir entonces, que ahora queda tierno". ¡Ay, no! ¡cómo puedo ser tan insensible, después del colir... las lágrimas que hemos visto en sus ojos (los de ella, por cierto)!
Y la historia de amor, un poquito forzada. De acuerdo que en la vejez se puede amar, de que quizás ese primer amor fue el más auténtico y desean recuperar las sensaciones de su juventud, aunque éstas se limiten a un baile. Pero ese discurso de "cada libro que he escrito lo he hecho pensando en ti"... ¿Y no se han comunicado en cuarenta años? Más bien parece "voy a ver si consigo culminar con aquella moza lo que no llegué a conseguir entonces, que ahora queda tierno". ¡Ay, no! ¡cómo puedo ser tan insensible, después del colir... las lágrimas que hemos visto en sus ojos (los de ella, por cierto)!