En encuentros con público filmados en diferentes teatros y espacios culturales, Agnès Varda ofrece reflexiones sobre el proceso creativo de la totalidad de su obra. Un conjunto de textos audiovisuales enmarcadas tanto en la Nouvelle Vague como ya tiempo ha independizados de ella. Tanto sus películas como documentales, incursiones en el videoarte e instalaciones museísticas. Proyectos que siempre jugaban con la naturaleza de la imagen, la semiótica de lo visual y la perspectiva del espectador. Una maestra impartiendo una larga lección distendida sobre aquello que iba buscando en cada estadio de su devenir. Una historia de trabajada montaje en la que unificamos de manera orgánica las inquietudes artísticas tras películas diferentes en su forma. Una ocasión perfecta para pasar un rato más íntimo con una señora adorable, a la que todo el mundo se está rindiendo de un par de años a esta parte. Hay elementos del filme realmente atractivos, en particular su elegante y excelente apertura con los títulos de crédito iniciales. La película es un magnífico aliciente para acercarse a sus primeras películas y poder saborearlas desde un enfoque más matizado. Varda está llena de sentimiento, sus películas también, y el documental hace llegar esta calidez a las butacas. Testamento cinematográfico vitalista para una artista para la que el cine y la vida fueron siempre sinónimos. Nos corresponde a nosotros mantener vivo su legado.

Si nos enajenamos de la valía de las piezas enseñadas, lo que nos queda es una conferencia grabada harto simple. En su planteamiento y ejecución, mucho más planos y automáticos que, por ejemplo, el curso de Werner Herzog para Masterclass. Es imposible que pidan a un servidor que no exija más que ese nivel de cobertura a una producción audiovisual que se denomina a sí misma película. Y por interesantes que puedan ser los audio-comentarios de DVD que aporta Agnès en vivo en la propia película, estos son demasiado superficiales. El atractivo está más en el momento en el que se estrena y en la ocasión conmemorativa que en el documental en sí, bueno pero estándar, cuya entidad se diluirá con el paso del tiempo.

Ingenioso, simpático y crepuscular, Varda por Agnès se acomoda en la complicidad de los fieles para echar la vista atrás a una carrera única.