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Voto de Néstor Juez:
7
Terror En 1979, un grupo de jóvenes cineastas se propusieron hacer una película para adultos en la zona rural de Texas, pero cuando sus anfitriones solitarios y ancianos los atrapan en el acto, el elenco pronto se encuentra en una lucha desesperada por sus vidas.
30 de abril de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer largometraje en 6 años del talento precoz del terror Ti West, producido por A24, supone un sorprendente golpe sobre la mesa que aúna referencias con una desenfadada personalidad propia.

Cine come cine

Pese a una aceptación crítica generalizada en aumento desde hace ya varias décadas, la presencia del cine de terror en las salas de cine supone siempre una apuesta arriesgada. Con la excepción de las producciones de las majors, son estrenos cuyo comportamiento en taquilla es incierto (si bien muchas de ellas resultan siempre rentables por partir de presupuestos comedidos), y que aunque vengan respaldadas pueden encontrarse con el rechazo del público, siendo más propicias por su naturaleza a encontrar una aceptación posterior en su recorrido por plataformas o a través del consumo casero. Por ello mismo, el título que nos ocupa en esta reseña es toda una rara avis. Una película de terror original distribuida con un estreno ambicioso a nivel internacional, dirigida por un experto del género curtido en la producción independiente que llevaba tiempo alejado de la realización de largometrajes; X: Un vehículo de lucimiento para esa clara contendiente a puesto de reina del terror contemporáneo que es Mia Goth que llegaba rodeado de expectación y entusiasmo por parte de los medios norteamericanos. Y las reacciones no eran fortuitas, pues nos encontramos ante un refrescante e ingenioso largometraje que representa uno de los mejores títulos del cine de género de los últimos años. X es una película apabullante como tributo pero con potencial para germinar su propio universo.

Acompañamos a un grupo de entusiastas jóvenes que desean enriquecerse haciendo cine pornográfico independiente. Su objetivo es el cine, pero su viaje y escenario están a su vez bañado de cine: ambientada en los años 70, la película homenajea constantemente a través de su tono, estética y elementos del paisaje o del mobiliario el cine exploitation y en concreto La matanza de Texas (si bien hay varios guiños mas que no desvelaremos a los lectores). Una película que fluye de manera armoniosa pero a su vez se toma su tiempo para presentar a sus personajes, que funciona sin fisuras como slasher y también es muy divertida, con diálogos llenos de guiños meta, tono autoconsciente y parodia del cine porno a través de recursos visuales. Ya que si bien es una película particularmente bien atada por guion, que siembra las pistas necesarias para dar respuesta a la intriga de base desde las primeras secuencias, ofrece una puesta en escena muy estilizada, llena de lentos travellings de acercamiento, abruptas transiciones entre secuencias mediante frames intercalados, encuadres con elementos de lectura en segundo plano…con un envolvente trabajo atmosférico fantasmagórico que traza la desazón desde voces ululantes agudas, en un trabajo que precisa que entres al juego irónico para que funcione pero que nunca desperdicia su capacidad de estremecer, así como de sorprender en cada rumbo que toma.

El sexo y la vejez

Ya desde sus primeros compases, tanto a través del argumento como formalmente a través de la importancia visual que juegan los cuerpos, el filme opera en dos ejes que conversan entre sí: el intenso deseo sexual y la confrontación juventud-vejez. La pasión y la devoración pasional de los cuerpos une al joven grupo protagonista, y provoca los recelos y rechazo de una pareja de ancianos que no puede disfrutar de esta sexualidad como ellos.

Es este uno de los rasgos más claros del detalle que se esconde tras el entramado de una propuesta aparentemente tan cafre: si bien su tratamiento de la amenaza nos puede permitir señalar unos villanos, la naturaleza real del enemigo está lejos de ser translúcida. La dialéctica entre la represión y el deseo anulan por igual a ambos bandos, y es esta losa psicológica responsable de mayores males que aquellos que puedan ejercer los personajes. Los ancianos también participan del sexo, y este olvido mediático al que se les confina a este respecto es uno de los debates mas sugerentes que plantea la película.

Las estremecedoras raíces del fanatismo

Si bien nos hallamos ante una película festiva que puede disfrutarse desde lo explícito con distinta implicación si eres un espectador neutro o aficionado del terror, la película dispersa inquietantes apuntes subliminales que irrigan el relato durante la totalidad de su desarrollo. El dogma religioso asusta y lobotomiza por televisión a los lugareños de la zona, con un discurso subyacente que nunca entromete directamente a la trama pero la impregna a través de emisiones por televisión. Su faceta de slasher se adueña del filme conforme supera el ecuador, pero los rasgos más inquietantes y aterradores son estas histéricas sesiones cristianas, que guardan una conexión con uno de los personajes de la película que eleva el clímax a otro nivel. Una vez más, la ignorancia rural y el hermetismo conductual de estas comunidades sigue alimentando el imaginario del cine de género estadounidense.

En suma, una película que seguramente no satisfaga a aquellos que busquen profundidad o renieguen de la carne acuchillada, pero para todo cinéfilo abierto a disfrutar X es una fiesta muy reivindicable.
Néstor Juez
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