Jeff Nichols deslumbró en el panorama “indie” el año pasado con esta desconcertante película, una intrigante película sobre la necesidad de un hombre de refugiarse de su mayor temor: la mayor tormenta jamás vista por un hombre, que sin embargo parece ser un delirio existente sólo en sus cabeza, provocando en él una progresiva caída a la locura mientras se esfuerza por batallar sus miedos mediante la construcción de un refugio para tormentas, convirtiéndose su comportamiento cada vez más extraño en un incordio para sus amigos y su familia a la cual desea ardientemente proteger. Sin embargo, un final abierto mantiene viva la dualidad imaginación-realidad.

El filme presenta a un reparto talentoso, con una Jessica Chastain sensible y comprensiva y un notable Michael Shannon que mediante su matizada interpretación del declive exponencial de Curtis sostiene en alto el thriller psicológico. La cinematografía, aunque un poco sucio en cuanto a resolución (fotografía realista del cine independiente) es bella, sobre todo a la hora de mostrar los delirios de Curtis, sin duda los momentos más fuertes y realmente excelentes de la película, que consiguen en reiteradas ocasiones asustar al espectador sobre todo por la ruptura con el lento ritmo narrativo de la película, probablemente el gran defecto.

Nos encontramos una vez más ante un agrio retrato de una familia estadounidense arbitraria. La pareja se quiere, pero apenas lo demuestran y la mayoría del tiempo mucha distancia (metafórica los separa). La vida de estas personas es simple, y su comportamiento es aburrido y consistente en “pasar la vida”. Además los conflictos pueden surgir constantemente, pues está claro que los miembros de la película no saben relacionarse entre sí.

Magnética y pausada, Take shelter es probablemente una de las mejores películas del 2011.