Esta cinta de animación española, adaptación del cómic homólogo y ganadora de dos Goyas en la pasada edición, rompiendo así el tabú que impedía al cine de animación obtener más premios que el de su categoría, es probablemente la mejor película nacional del año pasado, al menos de entre las que un servidor ha visto.

Salvando las deficiencias de la animación bidimensional del filme, que aunque ser dibujos de hermosa factura no cordinaban bien con las voces de los personajes y el movimiento de los personajes sobre el espacio es a veces irregular, las cuales no son relevantes en realidad, Ferreras consigue emocionarnos con la historia de Emilio y sus días en la Residencia, dónde buscará el apoyo de sus “amigos” (Miguel, Modesto…) para que no le suban al piso de arriba por padecer de Alzheimer.

Este drama humano, cercano por lo cotidiano de la trama, reflexiona hábilmente sobre la injusta decadencia del hombre con la edad: tras una vida de provecho tu familia te saca de casa y te encierra en una impersonal “cárcel” para deshechos humanos, y por pura fortuna empiezas progresivamente a perder la noción de todo, encerrándote en la inopia.

Combinando drama con hábiles momentos cómicos (la figura de Miguel, la escena de la pelota…) y jugando con las realidades mentales de los personajes, que se entremezclan con la realidad, Arrugas es una película de seria factura (excelente dirección y banda sonora) , quizás algo convencional en su enfoque, pero de agradable visionado.