Podrá estar estancado, pero la intensidad del cine del danés no cesa, y cada película es desconcertante. Con los años su técnica se ha pulido, y sus actores han cambiado, pero la sordidez con la que afronta su discurso autoral es la misma, que se centra en los recovecos oscuros de la psique humana. Aprovecha la conocida premisa del fin del mundo(en este caso, por impacto con el planeta Melancolía) para enfocar cómo lo viven dos inestables hermanas, aportando grandiosidad y trascendencia a una trama minimalista. Aparte de una crítica a la vacuidad de la existencia de las familias adineradas, como se aprecia en el episodio de la boda, Lars Von Trier realiza un estudio sobre la depresión mediante el ejemplo de dos personas que podrían considerarse las dos caras de una misma moneda. Justine es profundamente infeliz y es incapaz de mantener la compostura en actos sociales o de relacionarse con normalidad , pero se vale por sí sola, goza de la más plena autoconfianza y vive conscientemente el momento presente. Claire, aunque se haya labrado un prestigio en sociedad y haya asentado su vida con marido e hijo, es insegura, se nos muestra insatisfecha con su vida , la cual no la llena, y aún más desgraciada. Mientras la una recibe la llegada de Melancolía como una liberación, la otra la rechaza con temor.
Acompañado de un solvente reparto múltiples y múltiples referencias artísticas(planos iniciales de inspiración pictórica, "Tristán e Isolda"), "Melancolía" es una obra redonda.