No tengo palabras para describir lo indignado que me sentí durante toda la película. Pensar que has podido pagar una entrada de cine para ver algo así me parece directamente un robo.

Podría empezar a cargar contra cada segundo de esta película, pero haciendo un resumen diré que el hecho de que haya graffitis y tatuajes con formas fálicas repartidos por toda la película es el menor de los problemas, así que puedes hacerte una idea del resto.

Desde el minuto 1 es un despropósito en que cada escena es absurda, llena de errores, en que vemos como a un robot con la psique de un bebé le intentan educar para ser un macarra un grupo de poligoneros de lo más patético. Como ejemplo, la escena en la que una choni llamada Yolinda le cuenta un cuento al robot, en una cama con sábanas rosas, al lado de una mesilla sobre la que se ven las figuras de Cartman y el Señor Mojón de South Park define el conjunto.

Es probablemente la peor película que he visto nunca, y el motivo por el que escribo esto es para intentar evitar que se rebaje la categoría de un arte como el cine al nivel de un insulto.

Al menos podrían haber tenido la decencia de hacer la voz del robot tolerable, en lugar de taladrarte toda la película hasta desear cortarte las venas. Incluso poniendo todo mi empeño en no abandonar la sala del cine, fue un desafío, y realmente me arrepiento de no haberlo hecho, porque resultó ser un verdadero castigo.