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España España · Astrabudua-Erandio
Voto de Eskgrafico:
5
Comedia. Romance Las alarmas de Koldo (Karra Elejalde) se encienden cuando se entera de que su hija Amaia (Clara Lago), tras romper con Rafa (Dani Rovira), se ha enamorado de un catalán (Berto Romero). Decide entonces poner rumbo a Sevilla para convencer a Rafa de que lo acompañe a Cataluña para rescatar a Amaia de los brazos del joven y de su ambiente. Secuela de "Ocho apellidos vascos". (FILMAFFINITY)

17 de septiembre de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Secuela bastante más inferior que su predecesora, donde, la ironía y la sátira política que aparecía en la primera se ve difuminada por la historia de amor de las dos parejas resultantes de la primera. El guión vuelve a tener grandes puntos de humor, pero se le nota atropellado, flojo, sin la iconoclastia y la desvergüenza del primero, como a rebufo del éxito se su predecesora.
La idea general de la primera, el amor sin fronteras ni ideologías políticas es muy difusa en esta segunda parte, porque, a fin de cuentas, esto es un cuento de hadas, lleno de política, pero de hadas, al fin y al cabo.
Lo mejor vuelven a ser los personajes, y en especial, Koldo, interpretado otra vez por Karra Elejalde, que vuelve a comerse la película él solo, con su campechanía y su forma de entender el mundo, y el sorprendente personaje de Berto Romero, Pau, un artista millonario que roza la estupidez más supina. Dani Rovira vuelve con un Rafa menos chulesco, y Clara Lago con una Amaia más tranquila y mucho menos brava, lo que le resta "vasquitud" (Soy vasco, conozco a las mujeres de aquí y doy fe). En cuanto al personaje de Carmen Machi, la extremeña Mercedes, la actriz sigue incidiendo en el error de no interpretar el acento extremeño (a todo esto, ¿Por qué no una actriz extremeña para este papel?).
El resultado de todo el conjunto es bastante aceptable, pero existen fallos de guion que son imperdonables, quizá por desconocimiento de la lengua vasca y la idiosincrasia cultural de nuestra tierra.
Como he dicho soy vasco, y es una gozada escuchar a un tío andaluz como Dani Rovira hablar un euskera fluido, sin trabarse y sin parecer un memo. La pregunta que me asalta, y el detalle que no ha tenido en cuenta el guionista, es que Koldo es un vasco nativo, y sin embargo, emplea el euskera batu, en lugar de usar uno de los euskalkis nativos (para más info, consultar internet), pero, como digo, es probable que el guionista desconozca que los vascos nativos hablan un euskera diferente dependiendo de donde nazcan.

En definitiva, la película es pasable, y le casco un cinco por personajes como Koldo, otra vez el amo de la función y por secuencias como el epilogo, donde este nombrado personaje destaca por su grandeza y su campechanía un vez más. Aún asi, me quedo con la primera en cuanto a sátira política.

Egia da, bigarren parteak ez ziren onak inoiz izan.
Eskgrafico
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