Los artistas que soñaron este maravilloso proyecto consiguieron involucrar a los estudios Disney en la producción, y de esta forma pusieron en marcha la que es, bajo mi punto de vista, una de las mejores películas de fantasía y ciencia-ficción creadas por el ser humano.

La calidad fotográfica y la creatividad de lo que se ve en pantalla siguen asombrando a día de hoy. Uno sigue teniendo la impresión de estar viendo una de esas películas que sea por lo que sea tienen una magia especial. Contemporanea de "Blade runner", resiste totalmente la comparación, y si la de "Ridley Scott" recreaba un futuro ciberpunk, deprimente y lleno de lluvia ácida, "Tron" recrea un universo luminoso y electrónico también amenazador -más ingenuo y juvenil en el tono que la otra-, y donde uno intuye que al final, probablemente, esos personajes inmersos en el submundo del gran sistema central del ordenador, conseguiran salir adelante y superar las distintas "pantallas" de su juego, y así evitar el fatídico "Game over", tan odiado y temido por cualquier "usuario-jugador". Porque cuando uno ve "Tron" tiene la sensación de que habrá un final feliz, y las múltiples y complicadas pruebas diseñadas por los programadores no podran destruir o suprimir a nuestros héroes protagonistas, aunque, ¿será realmente así?
Bueno, si quereis la respuesta no espereis más, y ver esta fantástica odisea pixelizada, donde la realidad y el mundo virtual se confunden y se funden.

Para los amantes de la informática, o para cualquiera que haya estado obsesionado o enganchado alguna vez a aquellos videojuegos de principios de los ochenta -con sus ya primitivos diseños, muy alejados del hiperrealismo actual- sin duda es una película que los hará sonreir de nostalgia y emoción, o quizás abrir los ojos asombrados -a los más jóvenes-, al pensar que en 1982, cuando tener un ordenador personal propio era casi una utopía, se realizara una película tan fascinante, simbólica, emocionante; y muy didáctica para los no iniciados.