El cine oriental es el cine más preocupado en expresar emociones. Puede llegar a ser lento, tedioso y sólo apto para personas sensibles. Pero si logras entrar en su mundo es posible que ya no quieras salir.

Esta película en las manos de un director tipo Ken Loach, hubiera sido una muestra más de cine social. Aquí el director va en otra dirección, se preocupa de mostrar a unos niños solos en la gran ciudad y la crueldad del mundo adulto hacía ellos. Seres marginados que no hallarán consuelo fuera de sus cuatro paredes.

Si os gustan las películas diferentes, verdaderas, honestas...no podéis perdérosla.

Es una pena que éste sea un cine para un minoría. Pero, la verdad, que ellos se lo pierden.