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Seychelles Seychelles · Cierzópolis
Voto de Juanjico Lawless:
8
Thriller. Intriga Ricky Santoro es un turbio agente de policía de Atlantic City que, en la noche en que se disputa el combate de boxeo por el campeonato del mundo de los pesos pesados, debe evitar el asesinato del Secretario de Defensa de los Estados Unidos. Tiene la misión de ayudar a su amigo Kevin Dunne, comandante de la Marina. Pronto descubrirá una conspiración en la que está implicada una extraña mujer de traje blanco. (FILMAFFINITY)
6 de agosto de 2009
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un policía de esos que se deja untar, de esos que solo son capaces de mirarse el ombligo e ignorar lo que a su alrededor ocurre, de los que si no estás con ellos, te llevas un balazo por tocarle las bowlings. Así es el agente Santoro. Un tío duro de los que te levantan las muelas solo porque se ha tomado un whisky de más. Un tío duro de los de verdad, pero en el lado erróneo de la línea.

Pero su conciencia, esa que le dice que no es tan malo coger pasta bajomano porque así te puedes costear un par de vicios y aumentar tu reputación en las calles, a veces flaquea. O quizá sea otra forma de mirarse el ombligo y deleitarse con el.

La situación empieza a ganarle terreno. Se asusta. Pero la pose debe mantenerse. Santoro debe seguir siendo Santoro.

Una conspiración se hila ante sus ojos, de tal forma que por ser quien es no se le esconde demasiado. Pero coño, es policía. La conciencia le habla. Se vuelve a debatir entre lo que juró ser y aquello en lo que se ha convertido. Entre el policía novato que no sabía nada de las calles y el pavo hortera y armado que conoce las calles como si las hubiese modelado el mismo. Es Santoro el grande. El temido. El querido.

A partir de ahí, como si de una jungla superpoblada de cristal se tratase, Cage comienza su camino hacia el perdón de sus pecados. Y lo consigue en hora y media y sin rezos. Solo con mala baba reorientada y rabia a mansalva. Un auténtico campeón purgando sus pecados.

En conjunto la película es un triller de esos que se acercan peligrosamente al cine negro, en un mundo oscuro donde todo el mundo es potencialmente malo. Todo el mundo lucha contra todos para poder recrearse en ellos mismos, que al fin y al cabo son lo único importante. Vender a tu abuela por poder apostar una vez más a los caballos es el pan de cada día. Y recuperarla, un sentimiento estúpido.

Cage por fin tiene un papel que le va como anillo al dedo. Debe ser inexpresivo, porque es el tío más duro de Atlantic city. Y el empezar a actuar como debe no implica que deba cambiar la pose. Es parte de el.

Toda la atmósfera es densa… cuesta entrar en un mundo tan oscuro, tan tenebroso, a pesar de toda la iluminación artificial de la ciudad. Sinise hace de villano de los buenos, de los hijos de puta con carisma de los que no sabes demasiado bien que esperar de ellos. Toda una gran contrapartida al amigo Cage.

El conjunto es mejorable, pero las sensaciones son únicas y maravillosas. Ojos de serpiente es una gozada todo el tiempo. Un empezar a disfrutar y no parar, con un De Palma en estado de gracia que se marca un peliculón interesantísimo.

Una pena que la cara de compungido de Cage le haya creado tantos enemigos, porque la verdad es que aquí lo borda.
Juanjico Lawless
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