Este tipo de películas siempre dan miedo: es la continuación de una saga supuestamente acabada, mitificada por algunos y pasados, quizá, demasiados años. Pero siempre está la duda de si es una vuelta, o ha estado siempre ahí, preparado para resurgir, sin terminar de irse. Como le pasa a los pantalones de campana.

Por suerte, y a pesar de que al señor Ford ya le pesan los años, el resultado general es bueno. Aunque quizá sea por el problema de las expectativas, ya, que como buen seguidor de la trilogía pasada, temía de la llegada de la cuarta parte. Me alegro de haber temido, y de quedarme por ello, con un buen sabor de boca.

Es verdad que se pierde buena parte del concepto de aventura que tenían todas las anteriores, pero lo que se pierde por ahí, se gana en acción y un guión repleto de maravillas lapidarias de la mayoría de los personajes. Quizá lo peor de esto sea que en diversos momentos, la película parezca una parodia de si misma. Que le vamos a hacer.

Lo que pienso, es innegable, es que la película entretiene, y mantiene el ritmo de ese entretenimiento todo el tiempo, ya que Mr. Lucas y Mr. Spielberg son expertos en ello. Y a pesar de la historia de habas que te están contando, gusta como la cuentan y gustan quienes la cuentan, pues exceptuando el papel de Ms. Blanchet (a quién considero buena actriz), vacío y obsesivo, todos están perfectamente colocados en su lugar. Incluso el hijo y las apariciones del espíritu santo de Henry Jones I. están bien escogidos.