Este film se puede resumir con el título puesto en esta crítica. La película sigue la vida de un bandido (Burns) y de un capitán del ejercito inglés (Stanley) en la árida Australia, cuando el segundo hace (como indica el nombre del film) una proposición al primero para que él y su hermano sean libres y perdonados, a cambio de que mate a su hermano mayor (otro Burns), también bandido, oculto en las montañas y considerado un monstruo. Así da comienzo la historia, que narra esos días decisivos de ambos personajes.
Con un ambiente de dureza, melancolía, desesperanza y marginación, con un toque de misticismo e intelectualidad. Durante el film no se ven escenas muy duras, pero el ambiente, el como se lo toman, la normalidad con como se lo toman todo, crea un ambiente muy duro; como personajes maltratados piensan en lo bueno del mundo con melancolía. Con todo esto mezclado con personajes de la alta sociedad, castigando con dureza, pero siendo realmente civilizados. Es, en resumen, una película con moraleja: no hay un bando bueno ni uno malo, solo hay personas buenas y malas, divididas en bandos
En cuanto a la música, es una maravilla: uno está viendo una secuencia de la tranquila vida del campo con música clásica cuando al segundo siguiente se pasa a los bandidos, con musica rock. Bueno, con solo decir que es de Nick Cave (adémas de que es el guionista), sabemos seguro que la música o va a acompañar a la película, va a ser parte de la película.
Los planos del film son muy buenos, en casi ningún momento uno ve una imagen perdida; y los actores practicamente inmejorable; no hay actuaciones eclipsantes, pero son muy buenas.
Y por último, ese toque de romanticismo sobre el oeste, de intelectualidad y misticismo de personajes pobres y marginados, que le da el toque que le faltó a Blueberry; pero guardando el realismo en todo momento.
Una pelicula que para los aficcionados del western debe ser una referencia.