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México México · Ciudad de México
Voto de Iván Rincón Espríu:
8
Drama Narra la historia de amor entre Elise y Didier. Ella tiene una tienda de tatuajes, él toca el banjo en una banda. Es amor a primera vista, a pesar de sus diferencias. Él habla, ella escucha. Él es ateo y un ingenuo romántico. Ella tiene una cruz tatuada en el cuello, y los pies en el suelo. Su felicidad se completa con el nacimiento de la pequeña Maybelle. Pero la niña enferma a los seis años. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama emotivo y sensible, a ratos crudo y duro, que, hacia el final, se politiza (con la referencia de Bush el pequeño en televisión). Película en el límite que separa el cine musical del que no lo es. Producción belga de 2012.

Si el country ha servido como fondo en dramas sobre alcoholismo, aquí acompaña la pérdida y la desolación en una historia de amor malogrado con dos tragedias que personalmente calan. Vehículo efectivo de emotividad, el aspecto musical es tan exquisito como el resto de la dirección artística y el diseño de producción.

Unos músicos de country, medio salvajes y demasiado gringos para ser belgas, tienen una hija que enferma de cáncer a los seis años. Un giro trágico y sorprendente a los 45 minutos de metraje sacude las entrañas durante una hora más y resuelve los conflictos morales con otra tragedia. Si la primera causa un nudo en la garganta, la segunda nos arranca las lágrimas.

Hablada en neerlandés con canciones en inglés y una que otra frase ídem, la película es además un alegato contra el fundamentalismo religioso. Hay también una boda en inglés, la de los protagonistas, que hace una sutil parodia del rito católico.

A mitad de la cinta, el protagonista masculino rinde un ingenuo tributo a los Estados Unidos y su música, pero quince minutos después ocurre una crítica tan directa como implacable al fundamentalismo gringo, y más adelante un discurso entre ideológico y colérico-visceral contra la religión. Él es ateo y evoluciona de una mentalidad relativamente simple al desencanto misántropo-radical. La protagonista femenina, en cambio, evade la realidad con el asidero de la fe.

Aunque también el título de Alabama Monroe es un homenaje a los Estados Unidos, el bluegrass que hacen es una variación del country con raíces en la música tradicional de Inglaterra, Irlanda y Escocia, llevada por los inmigrantes de las Islas Británicas a la región de los Apalaches, y el ritmo tiene influencias de estilos afroamericanos como el blues y el jazz. La canción If I Needed You, interpretada por la misma Bluegrass Band, si bien sencilla, es quizá la mejor del repertorio y contiene, tanto o más que las demás, algunas claves del distanciamiento y la ruptura sentimentales.

La estupidez tituló en español esta película como "La ruptura del círculo roto", pleonasmo que intenta una equivalencia de contenido a la redundancia del título en inglés: The Broken Circle Breakdown, que es más bien el nombre de la canción principal; el de la película es Alabama Monroe, cuyo significado simbólico está en la trama y la explicación recíproca de un tatuaje (aquí los tatuajes compiten en protagonismo con las canciones).

La narración es discontinua y lo mismo recurre a las analepsis que a los saltos cronológicos, uno de los cuales resulta algo violento, pero el guión en general sirve como punto de partida para un trabajo comparable con 'La caza' y 'El club de los desahuciados', desde luego mejor que Philomena y Nebrazka, por comparar con sus competidoras en 2013. También es mejor, para mi gusto, que la ganadora del Óscar y el Globo de Oro en la categoría de "mejor película extrajera" o "de habla no inglesa", 'La gran belleza', de Paolo Sorrentino.

Veerle Baetens y Johan Heldenbergh actúan con química, intuición y sensualidad, bajo la dirección de Felix Van Groeningen sobre guión propio y de Carl Joos, con música de Bjorn Eriksson.
Iván Rincón Espríu
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