Algo ha pasado para que Alex Aja, en un ejercicio de poco estudiado lirismo cinematofráfico, haya dado un paso atrás en su carrera para dirigir esta burda y convencional ghost story, radicalmente alejada del potente estilo narrativo de su dura "Haute tension (2003)" o del estreno en el mercado hollywoodiense con su crudísimo remake de "Las colinas tienes ojos" (2006). Mirrors se inspira en la coreana "Into the mirrors" (Kim Seong-ho, 2003), thriller sobrenatural de factura precisa y honda contención formal, elementos característicos del terror oriental que en la cinta de Aja han desaparecido por completo: el francés se inspira, pero no acierta. La cinta, más allá de sus lamentables giros de guión y de un Kiefer Sutherland que se arrastra en una interpretación plana y mediocre, cede a las presiones del cine comercial, al efectismo gore descontextualizado, tan habitual en las propuestas para adolescentes poco exigentes. He aquí el principal problema de "Mirrors": su estúpido y poco original guión -el tema ya había sido tratado con lamentables resultados por Gary Sherman en la muy olvidable "Poltergeist 3" (1988)-, además de su forzado desarrolllo, plagado de risibles giros narrativos.

Más allá de su carcajeable final "Mirros" pasará a la historia por ser la película que no es y que pudo ser, un bache en la carrera de uno de los realizadores que inicialmente estaban destinados a salvar el cine de género del vacío creativo que estábamos viviendo.