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España España · Ferrol
Voto de Sahar:
5
Thriller. Acción. Drama Batman/Bruce Wayne (Christian Bale) regresa para continuar su guerra contra el crimen. Con la ayuda del teniente Jim Gordon (Gary Oldman) y del Fiscal del Distrito Harvey Dent (Aaron Eckhart), Batman se propone destruir el crimen organizado en la ciudad de Gotham. El triunvirato demuestra su eficacia, pero, de repente, aparece Joker (Heath Ledger), un nuevo criminal que desencadena el caos y tiene aterrados a los ciudadanos. (FILMAFFINITY) [+]
19 de agosto de 2008
29 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vistas las desmedidas pasiones que está levantando “El caballero oscuro”, casi me da apuro decir que me ha parecido decente sin más, inferior a “Batman Begins”, y que me resulta difícil encontrar en ella algo apasionante.

Sorprendentemente Batman está bastante descuidado, y queda bastante desdibujado dentro una coralidad que funciona de un modo irregular. En un extremo tenemos a Maggie Gyllenhaal, que resulta bastante floja en su insulso papel (es de esas actrices peculiares que funcionan mejor en películas independientes), y en el otro extremo tenemos a Heath Ledger. Pensé que sería difícil apartar de mi mente su trágico final, pero la verdad es que enseguida te olvidas de que estás viendo al malogrado Ledger. No obstante también opino que se le está sobrevalorando, y que carece de la maestría de Jack Nicholson para hacer de la sobreactuación un arte.

Su personaje, influenciado por la saga “Saw”, es lo mejor pero también cae víctima de lo peor: la enorme TIBIEZA de la película, que resulta mucho menos oscura de lo que el título y la fotografía parecen augurar. Baste como muestra la cobardona resolución de esa escena en la que el Joker introduce un cuchillo en la boca del mafioso (a años luz de la dureza cortante de aquella escena entre Maribel Verdú y Sergi López en “El laberinto del Fauno”), no hay ni una gota de sangre pese a las numerosas muertes, peleas y palizas… al final ha muerto mucha gente pero no puedes precisar el número porque apenas se ha notado dramáticamente, a causa de inoportunas elipsis, y te da un poco igual.
Y no sólo es poco oscura, sino que es hasta optimista y de una filantropía un tanto ingenua (esos presidiarios dispuestos a sacrificarse).

Hay episodios planteados con excesiva rapidez; no te da tiempo de entender cómo se llega a ciertas situaciones. Y tal vez se trataba de eso: prolegómenos los mínimos, porque difícilmente se podrían explicar con verosimilitud esas situaciones. Así pues, el montaje es siempre veloz (demasiado en las escenas intimistas, lo que lastra su efectividad). Da la sensación de que no se quiere “perder tiempo” en escenas dialogadas, que dicho sea de paso, suelen consistir en un encadenado de frases casi monosilábicas, salvo un par de parrafadas pseudo-filosóficas puestas para despistar, y víctimas de algunos excesos retóricos tan enfáticos que a veces bordean el ridículo (“¿Cómo se puede ser decente en tiempos indecentes…?” guau, qué pluma…).

Todo esto no es óbice para que el último acto cobre un considerable brío, y son interesantes ciertos dilemas morales que plantea: ¿Ha de cederse ante el chantaje terrorista? (la película parece decir que hay que resistir, y dejar que las cosas empeoren antes de mejorar). También es interesante el relativismo del concepto de héroe: lo mismo se le usa que se le desecha, se le idolatra que se le repudia.
Ya no estamos en tiempos de los griegos, y la devoción hacia un héroe ya no es incondicional, sino caduca, interesada y veleta.
Sahar
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