Diez años después de “Bean”, llega la segunda entrega cinematográfica del peculiar cómico inglés, fogueado principalmente en la televisión.

Uno de los problemas está para mí en ese cambio de medio: en televisión te ríes un rato y a otra cosa mariposa, pero aguantar una película entera te puede llevar al hartazgo si no eres muy fan (algo parecido a lo que ocurría con las películas de Chiquito de la Calzada).

Sin embargo hay que decir que “Las vacaciones de Mr. Bean” se cuida de ese potencial problema (dura una hora y veinte) y además supera a su predecesora porque respeta más el espíritu de Mr. Bean:
En “Bean” se rompía con una de las características fundamentales del personaje (su mudez), y aquí ese problema se solventa hábilmente colocándolo en un país extranjero (Francia) del que no conoce el idioma (con lo que se le da una lógica al hecho de que apenas hable).

En general los gags no están demasiado elaborados, pero tiene una parte final ambientada en el festival de Cannes que está bastante bien, y en la que no falta una crítica hacia el cine más pedante, ombliguista e intelectualoide, de la mano de ese petulante director encarnado por Willem Dafoe.
A destacar también la buena actuación de la bella actriz francesa Emma de Caunes (“La ciencia del sueño”, “Ma mère”…), presencia de lo más refrescante.

Como guinda, la mítica e inolvidable canción “La mer” de Charles Trenet.