La disparidad de su estructura y del juego del tempo hace que esta sucesión de cuadros inquietantes, secuencias instigadoras e intrigadoras lleguen al público pero de forma diversa y dispar. El ritmo nace y crece pero se desangra por poca correlación en la estructura formal, pero aún así es intensamente peculiar en sus ideas, imprime carácter a las secuencias y nace para picotear cuan insecto de flor en flor, abrumando con sus circunstancias, inspirando en sus tramas, vejando en su peculiaridad. Por exceso o por defecto reinterpreta los males y barbaridades de una sociedad llena de vacíos, espirituales y sociales, de intransigencias y debates vacuos e insulsos, que son y no son para ser en si mismos, comunicar con la crítica por la fata de ella. Los personajes, cuan vodevil transgénero, son acuciados por la asimilación de sus iguales, irrisorios en si mismos, buscan no ser reales para crecer en nuestras mentes.