Nuestros miedos a no ser capaces de darle todo aquello que queremos dar a nuestros seres queridos, de no estar a la altura de lo que nosotros pensamos que debería ser, y muchas veces es más de lo que imaginamos... Un guion espléndido y arrollador que con el juego de narradores demiurgos que nos involucran en las carencias del tiempo, en su juego irónico y peculiar que no devuelve al futuro pasado, nos traslada a una verosimilitud temporal, de lo que nuca fue pero lo vemos como que ha sido. Ese juego de miedos, soledades, lazos y compatibilidades... esa búsqueda de lo que no sabemos buscar y pretendemos hallar... esa felicidad incompleta e incomprendida, ahí está la temática, ahí radica el 'quid', en tener la seguridad de que no sabemos lo que buscamos porque no sabemos lo que encontraremos. La incertidumbre es la base de la continuidad, el no saber es lo que mata y da vida a estos personajes. Un reparto actoral diáfano, histriónico y necesitado que se complementa.