... los matan a todos (menos a RR) para tapar una información escueta, confusa e inconcreta que a lo largo de la cinta va y viene de una hipotética intervención en Medio Oriente por parte de la CIA a un tema de petróleo en Venezuela. No queda claro si es una cosa, la otra o las dos, no se explica ni el asunto tiene fuerza narrativa ni intriga ni interesa porque el espionaje que nos ocupa es el idilio de la pareja protagonista, un amor tipo síndrome de Estocolmo a primera vista y muy extraño.

Luego, confusión: hombres y nombres que no se sabe por dónde andan, qué hacen o quiénes son. De el cerebro de la trama, un tal Stucks, solo tenemos noticias al final y solo de nombre. Hay otro, Wicks, que muere antes de aparecer y cosas así, chocantes, sin mucho sentido y ninguna lógica. Como cuando el sicario que debe matar a RR lo tiene a tiro durante un largo rato en el pasillo, en el ascensor, en el portal... y se da trazas a perder la oportunidad emboscándose en un parque con una carabina: un absurdo que no genera la tensión que burdamente pretende. Más absurdo es luego, cuando no solo no lo mata, sino que le facilita la huida y le ofrece trabajo en su empresa de matar.

Lo dicho, una historia demasiado floja para una cinta sobrevalorada en exceso.