A estas alturas, con tanto escrito y tanto filmado, todo suena a repetido, a viejo y resulta difícil encontrar historias originales y sorprendentes. Tres anuncios, lo es, es una historia curiosa, singular y envolvente que atrae de principio a fin.

A falta de historias nuevas, a menudo las obras maestras lo son por sus personajes, por la solidez y la trascendencia de sus personajes. Tres anuncios tiene varios de ellos. Tras la estela de la protagonista McDormand, genio y figura, le siguen otros papeles no menores y perfectamente definidos (el policía lerdo, el sheriff, el enano enamorado y en general todos) que modelan la trama en un ambiente ambiguo entre la sordidez rural y el costumbrismo mágico.

Una gran historia, un ramillete de personajes entrañables y, como no, muy buenos textos, tanto hablados como escupidos y escritos: grandiosas las cartas del sheriff.

A todo esto hay que sumar una fotografía muy cuidada, una música acorde y muy bien elegida y una dirección perfecta. Magnífica en todos los sentidos.