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Acción. Aventuras. Thriller
James Bond recibe un críptico mensaje del pasado que le confía una misión secreta que lo lleva a México D.F. y a Roma, donde conoce a Lucía Sciarra, la hermosa viuda de un infame criminal. Bond se infiltra en una reunión secreta y descubre la existencia de una siniestra organización conocida como SPECTRE. Mientras tanto, en Londres, el nuevo director del Centro para la Seguridad Nacional cuestiona las acciones de Bond y pone en duda la ... [+]
27 de marzo de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno ya sabe de qué van las de JB007: glamour, entretenimiento, acción, buenos y malos, balaceras, persecuciones, etc. Admitido el formato y lejos éste de la verosimilitud, uno se dispone a disculpar algunas escenas en las que el guión juega a favor de la causa del héroe, que debe de ganar la partida. Es así, el final debe ser como Dios manda: pierde el malo, gana el bueno y éste se va con la chica. Estamos de acuerdo.
El problema de Spectre es que se han pasado de rosca. El malo no solo es malo, también es tonto de remate (mucho más de lo habitual) y, para colmo, tiene muy mala suerte. En su ejército de matones no hay ni un tipo que sepa disparar y el tinglado mundial de maldad que ha construido se le va finalmente al garete por culpa algo tan complejo como unos celos mal gestionados.
Con diferencia, Spectre es de las peores de la saga Bond. En una de éstas lo más barato es el guión, no entiendo por qué le ha dedicado tan poca atención y han dado por buena una trama tan chapucera, endeble e irrisoria; más contando con Christoph Waltz, un actor soberbio que desentona estrepitosamente en el papel de malo idiota.
El problema de Spectre es que se han pasado de rosca. El malo no solo es malo, también es tonto de remate (mucho más de lo habitual) y, para colmo, tiene muy mala suerte. En su ejército de matones no hay ni un tipo que sepa disparar y el tinglado mundial de maldad que ha construido se le va finalmente al garete por culpa algo tan complejo como unos celos mal gestionados.
Con diferencia, Spectre es de las peores de la saga Bond. En una de éstas lo más barato es el guión, no entiendo por qué le ha dedicado tan poca atención y han dado por buena una trama tan chapucera, endeble e irrisoria; más contando con Christoph Waltz, un actor soberbio que desentona estrepitosamente en el papel de malo idiota.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Un malo malísimo quiere hacerle pupita a Bond porque éste le restó cariño de su padre y eso le entristecía mucho y juró vengarse algún día. Vaya, un problema de celos infantiles entre hermanastros. Algo tan simple y corriente es motivo suficiente para que Waltz organice una cadena de atentados mundiales, contrate y mantenga a un ejército de criminales e introduzca topos en las altas esferas del MI6. Caray con los celos, cuánto destrozo justifican.
Y he aquí que, finalmente, la venganza se le ofrece al malo de Waltz, un plato frío en el que se recrea introduciendo agujas sofisticadas en el lobanillo de las orejas de su hermanastro 007. Un error lamentable: Bond tiene una bomba en el reloj de pulsera y, zasca, en todo el bebe, y se escapa de una fortaleza en mitad del desierto guardada por cientos de sicarios a los que mata con suma facilidad y, aún no satisfecho, revienta todo lo que ve a su paso.
Pero la vida siempre ofrece una segunda oportunidad. Entonces Waltz idea otra venganza aun más retorcida y sofisticada: esconde a la chica en un bloque de pisos con miles de habitaciones y le da 3 minutos a Bond para que la encuentre. Y, claro, cómo no, la encuentra, y aún le sobran algunos segundos para salir del edificio antes de que éste salte por los aires.
Por los aires huye el malo en un magnífico helicóptero. Muy lento. No solo los caballos, también los helicópteros de los malos son muy lentos. Y, sobre todo, vuelan muy bajo. Bond consigue alcanzarlo con una lancha motora y, con una pistola de pequeño calibre, haciendo gala de esa puntería que tanto emociona y tan creíble resulta, acierta en la bujía del motor lo que produce una avería fatal y definitiva
Admitimos el juego de comic y lo inverosímil del cuento, pero no se puede tolerar sin más la estupidez en la que nos pretenden colocar.
Y he aquí que, finalmente, la venganza se le ofrece al malo de Waltz, un plato frío en el que se recrea introduciendo agujas sofisticadas en el lobanillo de las orejas de su hermanastro 007. Un error lamentable: Bond tiene una bomba en el reloj de pulsera y, zasca, en todo el bebe, y se escapa de una fortaleza en mitad del desierto guardada por cientos de sicarios a los que mata con suma facilidad y, aún no satisfecho, revienta todo lo que ve a su paso.
Pero la vida siempre ofrece una segunda oportunidad. Entonces Waltz idea otra venganza aun más retorcida y sofisticada: esconde a la chica en un bloque de pisos con miles de habitaciones y le da 3 minutos a Bond para que la encuentre. Y, claro, cómo no, la encuentra, y aún le sobran algunos segundos para salir del edificio antes de que éste salte por los aires.
Por los aires huye el malo en un magnífico helicóptero. Muy lento. No solo los caballos, también los helicópteros de los malos son muy lentos. Y, sobre todo, vuelan muy bajo. Bond consigue alcanzarlo con una lancha motora y, con una pistola de pequeño calibre, haciendo gala de esa puntería que tanto emociona y tan creíble resulta, acierta en la bujía del motor lo que produce una avería fatal y definitiva
Admitimos el juego de comic y lo inverosímil del cuento, pero no se puede tolerar sin más la estupidez en la que nos pretenden colocar.