Bruce Willis estaba en muy buena forma, y la querían explotar, y que mejor que explotarla que ponerle en el papel que mejor sabe hacer y que más gusta: poli acabado, pero en el fondo buena persona y que encima es buenísimo en su trabajo, aunque un desastre en su familia.

Ya tenemos la trama principal, ahora lo adornamos con negro (que está de moda) y que encima puede ser que haya secuelas y que ellos dos sean los protas (todo depende de la taquilla, claro), y una historia donde américa tiene tirada como el rugby y una historia de intriga policial-política y ya está, ya tenemos película palomitera.

¿Cosas buenas? Pues el mismo Willis. ¿Cosas malas? Muchas, pero lo dejaremos ahí para los que se atrevan a aventurarse a esta película sin más fondo que lo que se ve.