El final... es lo que más me ha gustado. Ya que la película deambula, pero no acaba de sorprender los personajes, quizás, en unas actuaciones, quizás, algo planas.

Pero el final..... cuando ella sale de la cafetería, y, fijaros bien, la cámara empieza a torcerse!!! Poquísimas películas hasta la fecha, utilizan una técnica así. Orson Wells quizás sea el maestro en eso, pero me sorprendió en una película con planos correctos y poco riesgos, al final se arriesga, en un momento de delirio, la cámara se tuerce para expresar un momento de "fuera de sí", y luego cuando la protagonista se calma, la cámara vuelve a su estado normal. Este pequeño-gran detalle, me ha enamorado.

Y bueno.... el final final, cuando el marido parece conocer o intuye lo que ha pasado, y la "perdona" dándole de nuevos sus brazos. Es muy "Los Puentes de Madison", pero en casada.