Una película que arrasó en taquilla. Ya la consolidadísima Joan Crawford está en su esplendor y Clark Gable ya despunta y se consolida como uno de los galanes de la época.

Esta pareja arrasó y no es de extrañar. Capturan a la cámara al máximo. El director de esta película, la primera que hacía con Crawford, iluminó de una forma diferente a ella, que le hizo resaltar los ojos y los pómulos. Ella luego exigió que se utilizara la misma iluminación para las películas posteriores porque quedó sorprendida.

Quitanto este glamour de Hollywood, la película en sí no tiene gran cosa. Una historia de amor donde incide en empatizar con los protagonistas, donde no hay malos ni buenos (quitando la primera mujer del coprotagonista, que luego no lo es tanto), y donde todos con buena fe hacen una historia entrañable, muy falsa, sí, pero la gente quiere creer en buenos corazones.