Tenía la sensación de que iba a ver una buena película. Ya me atraía el hecho de que estuviera basada en el personaje de Alan Turing (ese gran desconocido), pero más lo hacía el actor cuyas últimas interpretaciones no me han defraudado.
Tenía miedo por Keira Knightley a la que nunca he visto ningún interés interpretativo pero debo reconocer que en esta película llega incluso a hacerse soportable. Y es que sus facciones me suelen echar para atrás porque no veo en ella ningún cambio de aspecto salvo cara de asco.
En esta no, y eso se agradece.
Cumberbatch está soberbio, y se come la pantalla.
Turin despierta desde el principio sensaciones contrapuestas en el espectador hasta que acabas apreciándole y sintiendo verdadera pena por él.
Al margen de las interpretaciones la propia trama es interesantísima y nos deja ver cómo siempre las cosas nunca responden a la realidad de lo que creemos y que los que nos gobiernan siempre hacen y deshacen a su antojo, ocultando posteriormente cuantas pruebas quieren en sus archivos ultra secretos, cometiendo las más grandes y atroces injusticias como es el caso de Turin a quien se le convierte en villano siendo un héroe que salvó cientos de miles de vidas.